Barcelona es una de las ciudades más turísticas de España, ya que además de ser una población con una gran variedad de atractivos para conocer, cuenta con el monumento más visitado del país: la basílica de la Sagrada Familia. Es también una de las más grandes que se pueden encontrar en la Península Ibérica y a continuación vamos a recomendar dos lugares que no nos podemos perder para ver la extensión de Barcelona. Para conocer más detalles de esta ciudad y de las más destacadas del mundo en www.ciudadesfamosas.com encontrarás toda la información necesaria.
Uno de los puntos de interés más turísticos de la Ciudad Condal es el Parque Güell, ubicado en la zona más alta del norte de la población. Está formado por diferentes arboledas, jardines y monumentos que dan vida a este gran espacio verde diseñado por el arquitecto catalán Antonio Gaudí a principios del siglo XX. Una extensa escalinata blanca da la bienvenida a los visitantes del parque, queriendo representar la “entrada al Paraíso”. Se accede por la parte más baja del espacio natural y en ella hay una gran zona como si fuera el “vestíbulo” en la que los turistas aprovechan para hacer las primeras fotografías. Pero sin duda, la mejor forma de conocer Barcelona es en uno de los puntos más altos del parque, la Sala de las Cien Columnas. Desde allí se puede tener una panorámica espectacular sobre la inmensa capital de Cataluña.
Pero si queremos tener unas vistas estupendas de Barcelona, con el Mediterráneo de fondo, recomendamos subir hasta la cima más alta de la Sierra de Collserola y disfrutar del mejor mirador de la ciudad: el Parque Tibidabo. Se trata del parque de atracciones más antiguo ya que fue construido a finales del siglo XIX, y aunque los turistas no quieran acceder al interior, desde fuera se puede contemplar una panorámica de la población catalana. A pocos metros de él se puede encontrar también la Torre de Collserola, un mirador que se inauguró para los Juegos Olímpicos de 1992 y que a casi 300 metros de altura es el edificio más alto de Barcelona. Tiene trece plantas, pero en la número diez hay un mirador en la que se puede ver en 360 grados las magníficas vistas que ofrece esta torre. A diferencia del Tibidabo que se puede estar al aire libre, en la Torre Collserola la zona está acristalada y tiene un coste de 5 euros el acceso a ella.
