¿Harto de playas urbanas masificadas?, ¿deseoso de dar con un rincón donde nadie te moleste y puedas disfrutar de arena fina y un azul turquesa como mar? No dudes en hacerte capitán de yate y surcar el Mediterráneo en busca de los mejores rincones de la Costa Brava en los que podamos detenernos con nuestra embarcación. Te contamos dónde se encuentran y qué puedes encontrar en cada una de ellas.
Cala Pola y Cala Giverola (Tossa de Mar)
Pese a que encontrarse en un tramo urbanizado les resta algo de encanto, las aguas frente a la costa de Tossa y el camino de ronda que las circunvala merecen notablemente la pena para una parada en sus tranquilas aguas. Además, tener al alcance un pueblo tan monumental e histórico como el de Tossa es un notable incentivo para visitarlas.
Sant Feliu de Guíxols
La encantadora y elegante ciudad de Sant Feliu de Guíxols no solo ofrece postales propias de la Costa Brava, sino unas instalaciones portuarias y una zona de ocio de primera, perfectas para hacer “parada y fonda” en nuestro singular recorrido por lo mejor de la Costa Brava en barco.
Calella de Palafrugell / Llafranc
Si Sant Feliu se caracterizaba por su elegancia y sus instalaciones, Calella lo hace por su típico y hermoso perfil propio de un pueblo pesquero. En sus alrededores, además de calas más tranquilas que las que flanquean el pueblo, se encuentran los Jardines de Cap Roig, un entorno más que recomendable para hacer parada y más si nos encontramos en verano, donde se celebra un reputado festival de música y artes escénicas.
Cala Aiguablava / cala Aiguafreda (Begur)
Para muchos es considerada las dos calas más hermosas de la Costa Brava, que ya es decir, y sin duda los imposibles tonos de azules que decoran sus orillas así lo certifican.
Para atracar cómodamente, la cercana pedanía de Fornells dispone de un coqueto puerto desde donde poder partir hacia el pueblo de Begur, preciosa atalaya desde la que observar las mejores playas de la zona, y si nos animamos a adentrarnos un poco más en tierra, visitar Pals, un excelente ejemplo de pueblo medieval perfectamente conservado.
Islas Medas (L’Estartit)
Sin duda uno de los puntos clave y una de las visitas que más privilegiados nos hará sentir de toda la Costa Brava.
Las Islas Medas es un paraíso para amantes de la naturaleza y dispone de unos fondos marinos admirables, por lo que no debemos dejar pasar la oportunidad de bucear entre sus aguas.
Entorno de Empúries (L’Escala)
Referente gastronómico por sus afamadas anchoas, L’Escala ofrece en un mismo entorno urbano naturaleza pura con el Parque Natural del Montgrí y uno de los caminos de ronda más transitados, e historia viva con el monasterio y las ruinas d’Empúries. Siguiendo el camino unas millas arriba nos encontraremos con Empuriabrava, todo un pueblo desarrollado para el disfrute de la navegación con multitud de canales navegables.
Cabo de Creus (Cadaqués / Puerto de la Selva)
A apenas unos kilómetros ya de la costa francesa y con el perfil pirenaico asomando en su plenitud, nos encontramos con la mayor joya natural de la Costa Brava, el Cabo de Creus, perfectamente acompañado del considerado por muchos pueblo más hermoso de la misma franja costera, Cadaqués.
Inspiración del genio de Dalí, esta zona tiene todos los atractivos como para suponer otra de las paradas obligatorias, ya que al encanto singular del lugar, hay que sumarle monumentales construcciones como el Monasterio de Sant Pere de Rodes.